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CARENCIAS Y EXCESOS DEL REY DEL PINBALL
Película "Tommy"
J. G.
(Madrid,
España)
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Video |
Banda sonora |
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Los clásicos nunca mueren y, con el tiempo, se reavivan. Los clásicos son premonitorios. Las canciones de The Who, bajo la dirección de Ken Russell, crean una joya musical en la que el mensaje es tan importante como el sonido. La ópera rock Tommy, en su día cumbre de la agitación juvenil, arranca con la presencia dulzona, y agotadora, de El lago azul. Los minutos iniciales se desmarcan del resto. El enamoramiento lozano, a golpe de Prologue-1945 potente, se cruza con la barbarie de la batalla en formato infantil. El componente bélico desparece con la misma confusión que surge, de forma precipitada y banal. La Segunda Guerra Mundial, en contra de The Wall, es un justificante supletorio para arrancar esta película solemne. Tommy se adelanta al tiempo abordando temas vigentes como el abuso sexual, la toxicidad mediática, las sectas; enfatiza la historia social necesitada de referentes. |
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El protagonismo de Roger Daltrey se bloquea en la condición de sordomudo ciego, testigo de una suplantación paterna brutal. La muerte, el asesinato, el saqueo desarrollan un aislamiento estelar. El personaje central es un marginado, un objeto, un pedazo de carne inerte y un mesías. Se incrusta por su mirada directa inolvidable, taladradora, monolítica, inmóvil, gélida, sin parpadear; crece en manos del vacío flotante acompañado por la muralla del silencio. El despertar milagroso engrasa la mecánica de la manipulación a través del consumismo ferviente. Su deficiencia triple grita, gracias al elenco musical de esta obra magna: Eric Clapton, John Entwistle, Keith Moon o Pete Townshend pivotan en torno a Tommy. El desarrollo de sus capacidades a través de la soledad traumatizada encuentran en el futbolín un arma de progresión personal. La música dirige un argumento satírico, duro y crítico con la sociedad, las creencias y una culto a la imagen en pañales. Las letras, difícil de absorber, escriben textos cargados de mensaje visionario e impactante. Lo icónico de títulos como I'm Free, We’re Not Gonna Get It se conjuga con la adoración a Marilyn Monroe (Eyesight To The Blind) o el papel de Elton John en Pinball Wizard. Tina Turner, explosiva en su voracidad de leona incombustible y meretriz iniciática, se desmelena en Acid Queen junto a Ronnie Wood (Rolling Stones) a la guitarra. Los actores Oliver Reed y Ann-Margret dan peso a un experimento psicodélico y generacional. El trabajo de Jack Nicholson, siempre inquietante, aporta energía al momento. El ritmo loco encaja con la grandilocuencia de un trabajo músico-visual entre los excesos de la decadencia y la revolución. |
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Lo individual alcanza lo colectivo, atrae en masa una corriente apostólica inesperada. La fama abre horizontes acariciando el lujo y el dinero. Tommy, tan épica como coral, dibuja a la juventud como nicho mercadotécnico que corona a una deidad lodosa. La comuna jipi socializa la contracultura que busca convivir en paz religiosa. Las bondades se juntan con los defectos en una película de época: aparición fugaz de la Segunda Guerra Mundial, el nacimiento de Tommy como principio de un momento nuevo, motoristas peleones surgidos de la nada transformados en vikingos de la carretera.
Las crónicas de la calle cuentan que su estreno en el madrileño cine Olimpia, ya difunto, reunió excitación y polémica mientras se rompían a pedradas los cristales de la taquilla. Tommy es de las experiencias más alucinantes y alucinógenas que puedes encontrar. |
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