Las personas que se cuelan en la vida, y sus actos, son susceptibles de nuestra interpretación externa. Tenemos la capacidad de darle la vuelta a las cosas con un gesto de optimismo pensante. En los primeros encuentros, todo hace gracia; cuando somos diana de la casualidad ceniza, y nuestra paciencia se agota, huimos como llamas en rastrojo. Amamos los defectos de quien sentimos cercano cuando no está a nuestro lado, descubrimos que su presencia se hace un deseo mutuo.
Lo que comienza siendo un encadenado de desgracias en clave de efecto dominó acaba convirtiéndose en el motor de una historia con moralina sentimental. La segunda comedia de Nicolas Cuche es trepidante, cuidada y romántica. |
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Escena a escena descubrimos que con un guión sin complicaciones se puede construir una obra digna y perenne en su humildad. “La oportunidad de mi vida” es aplicable a la vida cotidiana, con un realismo desenfadado del que todos hemos salido mal parados. Una frustración rematada en aislamiento al conocer el verdadero sujeto de un sortilegio pre-adolescente. Eso es lo que Julien Monnier (François-Xavier Demaison) piensa, cuyos horizontes se abren gracias a una regresión hipnótica de eficiencia alucinógena. Es un placebo disparatado que redondea el alma de la película. Julien rompe esa niebla que ha hecho de la palabra gafe su primer apellido para convertirse en sapo reaccionario que se enfrenta a su hechicero. Cazafantasmas. Su vida ha sido una agenda emborronada por la inseguridad que colecciona nombres de mujer tachados.
Descubre que ha vivido una infancia ficticia, amparada por la mentira de unos padres que no querían ocasionar daño sobre su niñez. Burbuja conciliadora taponada por fracasos amorosos. La revelación de ese engaño es una bofetada para Julien salpicada de un humor cornudo consentido. |
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Joanna (Virginie Efira) es belleza, ilusión y talento. Si Julien quiere salir del círculo que ha trazado en torno al corazón de Joanna, aparece Martin Dupont (Raphaël Personnaz) como nuevo galán, que sabe mantenerse a raya, sexy en su distancia y elegante con los intentos de acercamiento. No es donjuán arrollador fanfarroneando de tener las lentejas ganadas. Su trabajo como secundario resulta memorable.
El empleo de Joanna forma parte de una sofisticación laboral minimalista; una carcasa de diseño que raya la pantomima amanerada. Un retrato del ego que circula sobre algunos creativos, Philippe Markus (Elie Semoun), llamados a la omnisciencia egocéntrica.
La idea original de Luc Bossi desestima el cliché de convertirla en una workalcoholic para conseguir su sueño; sortea las cortapisas con mucho humor. La mujer es el motor de “La oportunidad de mi vida”; Julien, un atormentado de drama más cómico que psicológico. |
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“La oportunidad de mi vida” es un ejemplo de cómo un cruce casual de caminos puede llevar a que dos personas desconocidas conduzcan por la misma autopista dentro del mismo vehículo hacia un destino común. |
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