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COMO SIEMPRE, SÓLO QUEDA UNO
Película Need for Speed
J. G.
(Madrid,
España)
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Ficha técnica |
Video |
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Detrás de Need for Speed hay mucho más que una película. La franquicia de videojuegos EA empuja la mínima calidad de esta película destinada a romper taquilla. Es un producto descerebrado, calculado en cifras, menospreciando la calidad del resultado y el sentido común de unas imágenes. A veces, se sienten plañideras y, en su mayoría, dueñas de una velocidad terminal que enlentece un argumento ñoño. El cine hace buenas migas con los videojuegos provocando un matrimonio que no sale de la relación de consola. La velocidad que justifica el título apunta a las cabezas de quienes buscan evasión dispuesta a malgastar su adrenalina en el riesgo innecesario. Una aventura que, en ciertos momentos, se vuelve caballeresca hasta alcanzar la disputa personal. Las razones morales justifican la acción con filosofía de Maquiavelo. La venganza engrasa este mecanismo turbopropulsor que no le importa saltarse las reglas. Los protagonistas vienen del submundo conocido de las carreras ilegales. La figura alentada por su sueño de competir en la carrera más arriesgada de un circuito elistista y pijo no puede faltar. |
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El taquillazo previo que supuso The Fast and the Furious fue la semilla que ha engendrado esta baratija acelerada, donde el lujo y la locura que proporciona la velocidad se mezclan en un torrente de imágenes sin sustancia. La rapidez visual acelera un argumento lento y chabacano. Este entretenimiento de serie B asegura a un público fiel que no pide mucho. Su franqueza reside en la inexistencia de segundas intenciones. Los efectos visuales pululan por la pantalla con una lucha entre villano y caballero de la carretera, entre las ganas de justicia y el deseo por ganar bajo cualquier concepto. Es un bodrio infumable que se convierte en viaje sin repostar por carreteras noteamericanas. Michael Keaton encarna una figura poco aprovechada de testarudo e insustancial. No es un regreso al cine de culto de carreteras que funcionó muy bien durante lo años 60 y 70 sino el intento por recuperar aquel espíritu, tuneado con más fachada que peso. El chico pobre se rinde ante la prepotencia del chico rico.
En 1994, EA Entertainment (una división de Electronic Arts) sacó a la venta The Need for Speed, un videojuego de carreras que convierte al jugador en un participante activo de carrera callejera intensa. El juego, muy aclamado por su autenticidad, se ganó a los seguidores con el atractivo de las exóticas carreras de coches y la oportunidad de experimentar el triunfo.
El juego automovilístico se lanza a la vulgaridad a toda pastilla. Las imágenes acompañan una banda sonora igual de veloz e insulsa. Al final, sólo gana uno. El espectador pierde; eso está asegurado. |
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