El departamento de recursos humanos es la niña fea de toda empresa; el escáner que juzga a las personas para recibirlas con los brazos abiertos hasta estrangularlas cuando se convierten en incómodas o prescindibles. Joseph-Ignace Guillotin jamás pensó que su artilugio se usaría de manera tan arma inmisericorde y antirevolucionaria. El evaluador es un estratega del convencimiento, aliado con la planificación de estructuras no de personas. Traza argucias diabólicas para encajar al trabajador en el hueco del engranaje mercantil que más interesa. Las emociones negativas se potencian en forma de beneficio orgánico para el negocio. El acoso actúa como apisonadora mientras el escalafón superior, invisible al operario, hace y deshace en los cuadros de mando. Céline Sallette (Emilie Tesson-Hansen), convertida en apisonadora implacable, forma parte de esta pirámide destructiva encargada de preservar la especie, sujeta a una deontología profesional muy particular. La presión que demanda respuestas rápidas asfixia mientras tiene preparada en la recámara una batería de contraataques letales. |
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La finalidad de Corporate es crear tensión entre los protagonistas y el espectador. Los ejecutivos de éxito son utilizados por sus jefes con planes sibilinos camuflados por acrónimos confusos. Céline mantiene el pulso entre la tragedia y un empleo que basa su éxito en la eliminación denominada genéricamente reducción de personal. Es el dedo neroniano que acata decisiones sagradas tomadas por un Olimpo mafioso; el matón de cuello blanco que ejecuta el trabajo sucio; el verdugo de una realidad que dispara la tasa de suicidios en las sociedades industrializadas. Su decisión salomónica está curtida en el estrés y la diplomacia que impiden tomar un decisión reflexionada. El suicidio entendido como final del parásito le provoca una cadena de interrogantes que desestabilizan su seguridad abriendo una duda moral. |
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El remordimiento incrementa la culpabilidad en una mujer que ha formado parte de un todo cohesionado, incapaz de fallar a los cimientos del organigrama, y ahora se cuestiona el sentido ético de esta limpieza decente. Stéphane Froncart ( Lambert Wilson) es un jefe manipulador sin sangre en las venas que hace de los encuentros vacacionales rampas de lanzamiento para el despegue de una bomba camuflada con rigor patronal. |
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La formación empresarial promulgada por Corporate usa la pedagogía de una eficacia basada en los resultados con instrumentos humanos sujetos a una deontología profesional muy particular. Se juega con la curva de emociones y la gestión laboral en favor del esqueleto económico. Su director denuncia la marginación laboral en un mundo frío y silencioso donde la complicidad busca su salvavidas con el encubrimiento entre Stéphane y Céline. La ópera prima de Nicolas Silhol es aséptica y macabra, decorada con el minimalismo que rodea su argumento. Las preguntas trampa que invaden su película, toda ella lo es, desatan una angustia que amenaza con abismos asfaltados de hormigón. Silhol maneja con soltura paralizadora las piezas de un puzle sombrío y real. |
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