Los acontecimientos se narran dentro de un formalismo exquisito que permiten el planteamiento de interrogantes sobre la estabilidad mutua. Los retrocesos temporales ilustran el comienzo y desarrollo de una relación engendrada por la fascinación. Joe, escritor aventajado, despierta la atracción de una estudiante deslumbrada por su figura inalcanzable y venerada. Pasado y presente van de la mano en un paseo maquiavélico sobre las relaciones humanas amparadas por una casa de muñecas que pronto se incendiará.
El paradisiaco Estocolmo cubierto de nieve es testigo de un desenlace dramático con el mundo de la literatura como telón de fondo. La abnegación de una mujer que ha decidido apoyar el éxito de su marido desde el comienzo, el impulso de un hombre inseguro.
Joan, en su silencio de creadora y correctora particular, representa la estabilidad emocional que controla sus emociones hasta que explosiona. Nathaniel Bone, interpretado por un secundario de lujo, Christian Slater, revolotea en medio de ambos como el escritor que no ha alcanzado el éxito y busca sacar provecho de una situación que se aventura jugosa. Es el periodista molesto que persigue una historia suculenta en busca de material incómodo para el flamante Premio Nobel; el sabueso seguro de estar tras la pista de un tesoro para su mente amarillista; el escritor en busca de la biografía codiciada que le convierta en la marca del autor que pretende desnudar. Joe Castleman está lleno de carencias. La piel del personaje reluce por encima de la persona, incapaz de admitir una crítica. Su carrera profesional es una mentira mientras que hace de su carrera estigmatiza con sus comentarios a un hijo, aspirante a escritor. Glenn Close crece escena tras escena frente a un Jonathan Pryce corrosivo, conquistador, de carácter variable y raquítico emocionalmente. Los personajes crecen en la vitalidad de unos diálogos inteligentes. |
La buena esposa, impactante en su sencillez, es un recorrido por la ruptura matrimonial que tarde o temprano debía producirse. La vida se convierte en la hoja en blanco del libro que Joan Castleman siempre ha querido escribir, firmado por ella. La relación conyugal se desmorona como una baraja frágil cuya base ha aguantado demasiado tiempo el peso de la ambición. |