La memoria forma parte del olor a pradera junto al rencor humano que pretende hacerse hueco en un paraje de ensueño. Immenhof es una granja, un hospital, un centro de rehabilitación social, una familia y un castillo que, a pesar de su solidez arquitectónica, está a punto de derrumbarse. El resto del lugar lo forman tres hermanas con sus penalidades y amoríos. El villano rico y grosero, Jochen Mallinckroth, no es tan inmoral como quiere parecer; produce lástima mientras se refugia en sus posesiones para mostrar la solidez de la irresponsabilidad. Su prepotencia materialista esconde ignorancia; considera a los corceles un activo nacido para ganar dinero, incapaz de entenderlos ni tocarlos. Si, además, se rodea de un equipo dirigido por una entrenadora más nazi que comprensiva con los animales, el resultado es superficial sin abandonar lo bucólico. |
El equino es un nexo tirante entre el que lo entiende como una inversión prestigiosa para su cuadra y quien siente su corazón. Se proyecta como réplica del caballo de Troya dispuesto a conquistar el mundo con un sueño artístico. El lustre ganador del semental Cagliostro es igual de particular que el de Lady Holly, una yegua olímpica que ha superado la etapa competitiva pero sigue siendo codiciada y no ha perdido su valor reproductor. Las adversidades no llegan a lo melodramático, los amoríos van y vienen con presteza juvenil y algo moña. Las deudas del pasado acosan al presente.
Un verano inolvidable es una comedia veraniega que fomenta el turismo rural involucrándose en las tareas de un rancho al cuidado de caballos que saben más que las personas. Que malvados somos los humanos cuando no les permitimos dar una vuelta por el campo y mucho menos si tienen pedigrí. |