Entrada a nuestra tienda
To our shop

flecha
Home

 
 
PHOTO

USIK

 

Buscador interno

Loading
pto

.MENÚ
.ZONA GRÁFICA

puntoConcierto 1
puntoConcierto 2
puntoConcierto 3
puntoConcierto 4
puntoRecuerdo 1
puntoRecuerdo 2
puntoBiografías
puntoPasaron
puntoReportajes
linea puntos
ZONA AL DÍA

puntoAgenda
linea puntosAgenda Clásica
linea puntosNoticias
linea puntosNovedades
linea puntos
.ZONA DE OPINIÓN
puntoPágina del Musinternauta
puntoEntrevistas
puntoFrases musicales
puntoCine y espectáculos
linea puntos
.ZONA DE CLÁSICA
linea puntosAgenda Clásica
linea puntosBiografías
linea puntos
.ZONA DE CONTACTO
puntoForo
puntoDe interés social
puntoEnlaces
puntoNewsletter
puntoTIENDA
linea puntos
.ZONA DE OCIO
linea puntosGraffitilandia
linea puntosAnecdotario
linea puntosChistes musicales
linea puntosLetras de canciones
linea puntosJuegos
linea puntosMúsica y salud
linea puntosRADIO
linea puntos
.ZONA DE DESCARGAS
puntoSalvapantallas
puntoProgramas
puntoTonos musicales

pto

 

 



 

CINE Y ESPECTÁCULOS
CARTELERA CULTURAL
Histórico
 
 
 


ZOMBIS DE PARVULARIO
Película Little Monsters


J. G.
(Madrid, España)

Little Monsters
Ficha Técnica Video  
Si los zombis no hubiesen aparecido por la pantalla, Abe Forsythe habría pasado sin disgustos la aduana de la crítica sabuesa disfrazado con chistes baratos y escenas ñoñas. Incluso, hubiera resultado divertido. Las tonterías de Little Monsters son gamberras a conciencia. Se emplean a fondo para no entusiasmar excepto a quienes cualquier cosa desmadrada les parezca original. El comienzo zambulle a esta pesadilla infantil en el mundo de la comedia con efectos cómicos de televisión nocturna. Lo urbano tiene rostro de calcetín sudoroso y macho decepcionado en el amor y el trabajo. Alexander England es el antihéroe que sólo encuentra decepciones consolables por el nido familiar. Se comporta como un vagabundo del compromiso que siente la profundidad de la herida cuando la pareja aprovecha su inapetencia de madurez. Tampoco sabe hacer mucho más que desgastar el sofá, irritar a una hermana enganchada a la vida vegana y usar a un sobrino que desciende de Darth Vader en vez del mono. A pesar de esta apatía innata, su labor inesperada de canguro pone más los ojos en una mujer inteligente, de la que se cuelga, que en un chaval que inyecta algo de entusiasmo a una vida deprimente. La música es una afinidad que sirve de enganche emocional curioso: mientras a ella le atrae el ukelele, este neandertal urbano, ex-miembro de la banda God’s Sledgehammer, se decanta por la sensibilidad del death metal más hardcore. El recuerdo a Escuela de Rock es la sintonía de su fracaso.
 
Miss Caroline (Lupita Nyong'o)  
Miss Caroline (Lupita Nyong'o) junto a Dave (Alexander England)
La excursión campestre se cuela sin pedir permiso en un guion regado con inventiva calamocada. La casualidad poco sugerente destapa una base militar que exhibe su secretismo intencionadamente; el payaso estrella de la televisión infantil, egocéntrico e hipocondríaco, cruel y adicto al sexo, es interpretado por Josh Gad. La estupidez de los adultos convive con la dulzura infantil que no se asusta ante lo que no entiende. La inquietud viene cuando los mayores agotan su batería de recursos para esconder la verdad. El embrollo aburre excepto para los devotos de las vísceras aunque aquí aparezcan poco. Los muertos vivientes no asustan quizás porque los niños no ven el terror con los mismos ojos apocalípticos que los demás. El esperpento de Iggy Pop que Jim Jarmush muestra en Los muertos no mueren hubiera encajado con risas más apetecibles que en la película del director neoyorquino. Los peques se presentan como criaturas protegidas y poco pensantes sobre las que pende el cuchillo de la agresión pero sabemos que jamás se usará contra ellos. El viaje escolar se convierte en una supervivencia patética y previsible. La energía desbordada se confunde con el caos.
Miss Caroline entreteniendo a los niños de la gaurdería con sus canciones  
Teddy McGiggle (Josh Gad)

El talento de la Lupita Nyong'o, protagónico en 12 años de esclavitud, se desaprovecha como músculo secundario de un armazón que rebosa menudillos. Si hay algo que se agradece en esta película de chiquillos excursionistas es una banda sonora que sustituye al típico Kumbaya por sonidos de cuerda. Este apartado sale bien parado gracias a la señortia Caroline recordando locuras juveniles como seguidora del grupo Handson; la conversión de Sweet Caroline, compuesto y cantado por Neil Diamond, en Miss Caroline o los sonidos de Taylor Swift. De nuevo, comprobamos que la música puede amansar a las fieras y las películas como Little Monsters indigestan a quien decida tragársela sin vomitar. El segundo largometraje de Forsythe es una fantochada supina con pretensiones de carcajada y textura de final feliz.

J. G.


La revista Photomusik no se hace responsable de las opiniones de sus colaboradores expuestas en esta sección
.
Texto: www.photomusik.com ©
<< 2018       < anterior          siguiente >       2020 >>

© Copyright Photomusik.com