Los adolescentes han encontrado en la música proporcionada por Noise Off un espacio que los entiende como público inquieto. Además, también sirve como plataforma para lanzar a las promesas encargadas de convertirse en presumibles estrellas dentro la música nacional. Padre del proyecto "Live52”, el festival Noise Off aparece como canalizador de esperanzas y talentos musicales emergentes. La escasa fuerza innovadora de las bandas que inundan el circuito comercial hace que la industria del disco se plantee constantes alternativas para sobrevvir o malvivir. Como muestra un botón: Noise Off XS se presenta con vocación extensiva hacia la producción musical novel; como alternativa aperturista al talento musical. Es una idea aplaudida sobre el papel: ¡adelante con su propulsión! Cuando nos referimos al festival Noise Off, hablamos de diversidad dentro de una carpa musical que ha acogido desde el pop-rock hasta el hard-rock, pasando por la fusión, indie, hip-hop, autor, clásica, electrónica, flamenco o la música negra, sin existir restricciones formales. La pluralidad e interacción han formado una aplaudida mixtura intencional: una tabla de salvación para el futuro de nuestra cultura e industria musicales.
La oportunidad de mostrar actitudes musicales a través del espacio on line abre un camino democratizador en el mundo de la competitividad por ser el número uno. Desde que comenzaran su andadura el pasado febrero, las bandas han recorrido un trabajoso camino hasta llegar al final. Su juventud (de entre 14 y 17 años) dice mucho a su favor y nos exige, tanto a Medios como al público, un apoyo incondicional.
La música salta del mundo virtual al real. El institnto y el buen hacer de sus organizadores no debería convertir a este certamen en un producto de provecho pasajero sino responsable y de calidad: en esta edición hay de todo un poco.
Nunca nos pondremos de acuerdo en los criterios selectivos que confirmen a un candidato ganador o perderdor, las discrepancias generan corrientes de opinión. Esa corriente nace desde que se conocen los seleccionados del festival. The Campers y Wilds son dos grupos emergentes y opuestos.
Los primeros, con una vocalista joven y sin cocimiento, dan que pensar en la tarea del jurado. Se trata de un sexto femenino con fallos de inmadurez; un americana de campamento veraniego sospechosamente teen y Clam TV. Un proyecto insulso creado durante el segundo turno del proyecto Rock Camp 2012. Hacen covers de Oasis que suenan vacías, de voz mortecina y sombrías. Les falta sal y pimienta. Penosa elección equiparable en sin sentido a las nominaciones del Gran Hermano.
Por qué han llegado a la final será una incógnita: edad les sobra para alcanzar el título de banda emergente pero necesitan chispa y ganas de divertir. Son un disco rayado que repite temas como una gramola digital. ¿Es mucho pedir un poquito de vidilla sobre el escenario?
El rock rasgado, con sabor vallecano, ha encontrado un nuevo seguidor en Wild: extremeños de pura cepa portadores de una música universal. Asombra su capacidad de atracción con rock de asfalto, denunciante, invocando a The Jam. No deja de sorprender la manera con la que el vocalista se encarama al micro, los mundos distintos entre las dos guitarras, las notas electricas que desprenden, la seriedad del bajista. ¡Qué bien se compenetran! Son rítmicos; sus canciones carecen de estribillos aburridos, las letras trasmiten sentimientos (denuncia del maltrato contra la mujer, canto de libertad). Sus integrantes oscilan entre quince y diecisiete años, fascina la madurez que esconden en sus cabezas; son un diamante en bruto dispuesto a brillar. Los siete temas que cantaron (“Pirata”, “No te encierres menos”, “Junto a ti”, la novísima ”Lapsus”) fueron llamaradas de fuego musical.
Su juventud les hace portadores de sabia pura, urbana y agresiva; independiente al cien por cien. “Aunque sólo haya una persona delante”, en palabras del vocalista, su ilusión es tocar.
Lo normal es que el público espere ansioso al plato fuerte de la noche: deferencia injusta para con el resto de grupos de la que nunca aprenderemos. “Se hacen de rogar como las estrellas”, algún comentario se escucha advirtiendo impaciencia. Las fotos recientes de The Campers y Wild se suben a Internet via iPhone. Everlyn cumplieron con el programa y las expectativas. Karol cantó más entera que hace meses en Moby Dick; no titubeó. La rabia no se separó de ella en ninguno de los temas que forman “A Ticket to the Moon”. En estos meses han madurado como grupo, sus canciones han adquirido un poso más consolidado. Con peor sonido se les escuchó más sólidos; aún habiendo menos gente, tocaban para una amplia mayoría sin importarles el aforo (esto dice mucho de ellos). En ningún momento defraudaron a sus público aunque repitiieron muletillas: todo forma parte del espectáculo. Se ciñeron al guión con una solidez agradecida. Noise Off XS nos dejó una noche para adolescentes con ramalazos de rock adulto.
