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UN HOMBRE OBLIGADO A MENTIR
Película "Quiero ser italiano".
J. G.
(Madrid,
España)
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Video |
Banda sonora |
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Ficha Técnica |
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Entrevista al director |
Entrevista a Kad Merad |
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La vida no es tan magnífica cuando está basada en una mentira. Dino, el personaje central de “Quiero ser italiano”, no es que desee vivir por encima de sus posibilidades sino que rehúsa enfrenarse a la realidad de sus orígenes. Es víctima de una sociedad que le ha obligado a mentir para ocupar un puesto de trabajo y no ser apartado debido a su condición de ilegal (aspecto que no se descubre hasta avanzada la cinta). Estamos, también, ante la historia de una promesa, de fidelidad, de alguien que se enfrenta a sus raíces. Estamos ante un comedia con dosis denunciantes: el fantasma del racismo se enfrenta con el pseudo aperturismo moral de la sociedad. “Quiero ser italiano” es una comedia a la francesa, refrescante e ingeniosa. Dino es el prototipo de fantasma chistoso, hábil en los negocios, que ha hecho de la adaptación su supervivencia. Al mismo tiempo, desmuestra cobardía con esta actitud: incapaz de mostrar su verdadera identidad. La mentira vale como arma integradora en la sociedad. Sí, es comedia con un fondo de crítica ácida en torno a la hipocresía europea. Vivimos en un entorno que aún recela del emigrante y éste se ve obligado a cualquier treta para alcanzar un sitio en el paraíso del bienestar. |
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La religión juega un papel esencial sobre este mundo de farsa, cómicamente llevado. A pesar de que se finge una identidad, los sentimientos son verdaderos: el cariño, el amor fraternal, las triquiñuelas, el cinismo y lo trepa que puede ser alguno para conseguir el ascenso en el trabajo. El chantaje estalla cuando se descubre un engaño justificado; Dino se encuentra con la espada contra la pared en un mundo limpio e injusto, matemáticamente construido. La realidad pesa más que la mentira elaborada para imponerse en un acto de valentía personal. Sinceridad. La religión es el desencadenante que reconduce una vida hacia la verdad desde una óptica personal, menos metafísica. La carcajada acompaña a situaciones morales. Se habla de la supervivencia en una sociedad donde la apariencia vende y los prejuicios afloran cuando se descubre la verdad. El racismo, la familia, el perdón, el amor, la competitividad se dan cita en una película jugosa donde la carga moral se viste de rosa. Contra más tiempo se mantiene esa mentira, más grande se hace la bola de nieve y más obstáculos se interponen entre la vida normal de este argelino con triple nacionalidad (italo-fraco-argelina). |
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El personaje de Dino es tan falso como fiel: falso a los ojos de su familia y novia; fiel con su padre ante un inesperado percance. La llegada de lo inesperado le hace madurar, forzado por un cambio radical en su comportamiento; la risa, conservando el aspecto cómico, se vuelve menos chistosa; aprende el Islam para dummys, la obligación se convierte en meta. “Quiero ser italiano” nos hace ver cómo subestimamos a quienes nos aman cuando marcamos el listón de sus expectativas, ocultándoles la verdad. Nos convertimos en personajes de cartón tras una máscara protectora del qué dirán; la pérdida de indentidad se convierte en algo cercano cuando descubres tu identidad; abandonas el calor de la mayoría para convertirte en un paria que sólo encuentra rechazo o misericordia, despojado del privilegio social que te permite pagar las facturas. Olivier Baroux plantea un golpe de humor con una carga social que nos invita a la reflexión relajada. Su película es denuncia contra las mentiras que nos creamos y las que nos obligan a fabricar para sobrevivir. |
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Texto: www.photomusik.com
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