El mundo de la fantasía se hace tontorrón, la pantalla aparece embadurnada de colores depurados y figuras hiperrealistas salidas de la
animación computarizada. Un ambiente de gominola reforzado con poderes mega reales, estilo
Mazinger Z:
“escudo protector de la armonía”,
“burbuja tranquilizadora” contra
“rayo ultra destructor”. Sandeces sin inventiva, alimento del producto destinado al consumo infantil. Los buenos se defienden de los malos con poderes estratosféricos, bufonada de la fantasía poco elucubrada.
“Winx 3D: La aventura mágica” vende por los ojos una historia adormecedora.
Sus personajes son maniquíes simuladores de un mundo rosa tontorrón.
“Mamá cuando sea mayor quiero parecerme a Bloom”. Hace tiempo que el mareo ha apresado su cabeza. Expositor de una nueva barbylandia donde el
príncipe tiene nombre de Star Wars. Un adonis estereoscópico.