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LA MISMA MIERDA ENTRADA EN AÑOS
Película "American Pie : El Reencuentro"
J. G.
(Madrid,
España)
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Ficha Técnica |
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Banda sonora |
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Como si se tratara de una frívola pesadilla emergiendo del pasado, la grosería inmadura vuelve embutida en franquicia comercial. El cerebro sigue atrofiado con los años en esta prole impresentable. “American Pie: El Reencuentro” supone un regreso satánico de babosos personajes frikis, tiempos pasados y situaciones que creíamos enterradas. Todo ello se reboza con pegotes de confusión madura que hunden a los personajes en el fango de su estupidez más sórdida. Nada, excepto su físico, ha evolucionado dentro de unos elementos poseídos, en mayor o menor grado, por el deseo primitivo (antaño campeones del onanismo). Obsesión freudiana caricaturizada hasta el esperpento con la ñoñería de unos padres reformados. ¡Menuda patraña sexista que camufla, gracias a la carcajada fácil, el respeto sexual! Que nadie espere encontrar algo novedoso en un morcillón de serie B.
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La continuación de esta secuela anti humorística es sincera: cumple lo que promete. Una concatenación de tropelías malolientes y malsonantes se expande desbocada sobre este desierto de originalidad. Sus personajes hacen gala de un encefalograma plano que ni los estímulos de la madurez han conseguido levantar. Intentan camuflar su inmoderación con las responsabilidades que una vida adulta les ha impuesto. La inmadurez de antaño se echa de menos, cuando tenía más justificación, resultando ahora patanería. Sitcom para reunión de amigos que justifica su existencia como producto aburrido y deforme.
La aparición de nuevos rostros ante tanto conocido casposo despierta un atisbo de leve color paliducho. Aún así, la película sigue siendo un coágulo de caras repetidas con entradas en la frente.
Aburre el topicazo sexual del que “American Pie : El Reencuentro” no quiere salir, más bien goza en su pestilencia. En un ejercicio de misercorde perdón, la banda sonora se libra de esta quema justificada. Su compositor, Lyle Workman, colaborador con Frank Blak y guitarrista de Sting en el globalizante “Live 8”, salva a la película de concederle el deshonor Jackass. Esto no quita para que sea arrinconada en el trastero de la miseria cinematográfica más mundana. |
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