El misterio envolvía la llegada a las pantallas de
“Hermosas Criaturas”, la novela escrita por el tándem Kami Garcia-Margaret Stohl y que Richard LaGravenese se ha encargado de adaptadar al cine. Su nueva producción no guarda nada de la esencia que nos dejó siendo co-guionista en
“Los puentes de Madison” o
“El hombre que susurraba a los caballos”.
La literatura pierde enteros cuando se trata de alimentar nuestra imaginación en formato fílmico. Productos como éste desacreditan una labor fabuladora que nos debiera de abrir la puerta hacia nuevos entornos narrativos. Esta pastelada amarga supone el comienzo de una saga que, a la sombra crepuscular de
Catherine Hardwick,
Chris Weitz,
David Slade y
Bill Condon, quiere centrarse en el público adolescente bajo un manto de brujería maquillada por el impacto de insulsos efectos especiales. Decepcionante en todos los sentidos. La criatura parida por LaGravenese no resulta hermosa; nos ahoga en el aburrimiento pueril de escenografía acartonada que se adorna con diálogos ingeniosos a trozos, los cuáles, rápidamente, caen en la rutina de lo mal confeccionado.