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LA SEMILLA DE MARTIN LUTHER KING
Película Selma
J. G.
(Madrid,
España)
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La resistencia no violenta inspiró la lucha de Martin Luther King, Jr. La convirtió en instrumento de protesta contra el miedo gracias a un levantamiento pacífico, y martirizado, lleno de coraje, sufrimiento e inteligencia, que logró sus frutos. Hasta 1965, en Alabama, la exclusión del derecho al voto por cuestiones raciales fue un pilar de su segregacionismo. Esta ceguera política y racista desamparaba al más débil, permitiendo que los negros fueran tratados como bestias. El reverendo Luther King fue un hombre entregado a la defensa de los DD.HH. dentro de un colectivo considerado escoria. Alguien que, como todos los grandes personajes, tuvo que luchar contra su tiempo en una sociedad de valores éticos descompensados. Hablar de su labor es referirnos a una figura histórica combativa, justa; de un ser entregado a su causa porque amaba a las personas y, ante todo, amaba la justicia. |
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Selma es más que el nombre de una ciudad o el título de una película; simboliza el bastión de lucha afroamericana donde la resistencia tomó cuerpo. Una lucha dirigida por este reverendo que, basado en la doctrina de Gandhi, consiguió desmantelar las ideas segregacionistas, las manipulaciones de una política insultante. Fue capaz de levantar la moral a una población que veía sus derechos pisoteados por el color de la piel. La política racial de los blancos norteamericanos se encontró con un peso pesado de la Historia, frente al que tuvo que reconocer sus errores y darle la razón. Porque Selma pide respeto, algo tan sencillo y difícil de ofrecer. Algo que tanto a los filonazis alabamienses como al gobierno de Lyndon B. Johnson les costaba reconocer.
La película es la reconstrucción de un momento clave en la Historia de los Derechos Humanos, de la historia reciente. El corazón se encoje por momentos ante escenas castigadas por los golpes ensañados.
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Aunque la figura del reverendo nacido en Memphis lleve todo el peso de la película, Selma es una obra coral. Un documento lleno de testimonios políticos y morales. La riqueza del guión muestra un protagonismo triangular. Encontramos a Martin Luther King, Jr. político, exhibiendo su parte más diplomática y menos atractiva, encargada de lidiar con los dirigentes que le ponen zancadillas. Los oscuros pasadizos de la diplomacia entienden poco de humanidad. El segundo Martin Luther King es el elemento carismático, esperado por las masas. El guerrero que se siente libre ejerciendo la presión de su lucha pacífica como única manera de resolver conflictos. Perseverante, fiel a sus ideales. El hombre público. En el lado opuesto, se encuentra una intimidad carente de vida hogareña. Un abandono que, lentamente, desestabiliza la cercanía con su familia, que va desmoronándose conforme su lucha avanza. |
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La entrega de los Premios Nobel está adornada con el olor a multitudes, el eco de sus aplausos. Todo es ceremonioso y multitudinario. La entrega de esta distinción a Martin Luther King es todo lo contrario: una humilde donación honorífica sin ningún signo de reconocimiento. Es fría, distante y llena de austeridad. Algo así como una ceremonia civil sin foto familiar. Es el homenaje que la justicia hace al reverendo baptista. Un interesante contrapunto establecido por la directora que, siguiendo la línea de su película, manifiesta el carácter terrenal de los galardones.
Selma representa para Luther King más que una ciudad, es LA ciudad; su cuartel, un puñetazo no violento sobre la piel norteamericana. Las escenas callejeras de enfrentamientos muestran la brutalidad represora. Los ciudadanos negros de Selma son la huella de aquellos esclavos que, desde el siglo XVII, fueron raptados de África y que, todavía en 1965, seguían siendo basura. |
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El sentimiento liderado por Martin Luther King, Jr. pone la semilla de un levantamiento que rompe atavismos satánicos. El miedo deja de encallecer su piel y las ampollas comienzan a sangrar esperanza. La temática de Selma, tantas veces abordada, no la convierte en memorable. Es significativa, destacando el papel protagonista de David Oyelowo, metido en una figura cargada de responsabilidad. Oyelowo trae a la mente su papel en The Butler, (donde también estaba Oprah Winfrey): otro drama histórico con más calor patriótico. En segundo plano, igual de importante, su esposa (Carmen Ejogo) se convierte en la gran perdedora, una figura imprescindible en la vida del activista social. Siempre los grandes hombres han tenido el apoyo, en la sombra, de una gran mujer.
La sangre del espectador hierve por momentos en Selma. La dirección de Ava DuVernay, en su tercer largo, no juega la baza de planos arriesgados sino que centra el peso en un argumento histórico, impactante. Su película se hace previsible dentro del correcto desarrollo. Huye de los triunfalismos.
Selma es un biopic que traspasa la figura protagónica para recalar en el resultado de una lucha humana. Es la historia de un comportamiento no violento. Un homenaje a Gandhi. |
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Texto: www.photomusik.com
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