Los gags de experimento taquillero caen en barbecho por enésima vez. Una familia con apellido aeronáutico sufre el reencuentro dentro de una saga de comicidad familiar; alcanzando el podio de lo durmiente. Hollywood emperrado en dar cancha a fórmulas taquilleras, de imaginación repetitiva. La edad como minúscula innovación en sus personajes. Canas preocupadas por fortalecer una línea sucesoria genéticamente robusta, lecciones de sexo libre, pitopausia con prejuicios, dinámica familiar hostil. Chistes fáciles que agradan al rictus irrisorio involuntario y patético. |
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El aporreamiento entre suegro (Robert De Niro) y yerno (Ben Stiller) acerca una relación que cuanto más lejana se disfrute, resulta menos conflictiva.El pasado se repite. Prolongación de Los padres de ella y Los padres de élconvertida en cálculo biliar que acentúa el colesterol mental.
Paul Weitz engancha a la plantilla de anteriores reuniones -Barbra Streisand se incorpora en la segunda entrega- jugando entre amigos a la peonza mareada.
La viagra se reinventa, el Flamenco se convierte en descubrimiento terapéutico. Sorna de fiesta y pandereta por donde asoman los cuernos. España de postal amarillenta y troglodita con Dustin Hoffman (Bernie Focker). Ahora los padres son ellos acoge un reparto interesante encabezado por Robert De Niro vendido a las pretensiones comerciales del subproducto final.
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Otra señal de que el cine americano se encuentra viviendo un declive orgánico.
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