Realizamos esta entrevista en el Teatro
de Madrid, en la Vaguada, después
de una rueda de prensa (exactamente en el mismo lugar)
y como ruido de fondo las charlas pre-aperitivo y los golpes de operarios
despejando la sala. Mientras montamos el micrófono
nos asalta la pregunta traidora: ¿Cómo diablos se va a
escuchar esto?
Photomusik:
A Tchaikovsky, aunque relacionado con el grupo de "Los
Cinco", no se le puede
considerar un compositor nacionalista;
es más, la influencia de Europa occidental es importante tanto
en su vida como en su música. "Si"
-interrumpe Thierry al oír la palabra Europa- "amaba la
música francesa". Esta pieza está basada en una
fábula del alemán Hoffmann; ¿Qué huella
ha dejado Hoffmann en la obra?
Thierry Malandain: Creo que el viaje que
hay en el segundo acto: la danza china, rusa, española, árabe;
para mi esta es la huella que Tchaikovsky ha encontrado en Hoffmann,
cuando en el cuento el mayordomo hace el viaje por todo el mundo para
tratar de encontrar la nuez. Evidentemente, Pepita
ha transformado la fábula en la danza de
los dulces; la danza china es la del café, la árabe la
del té... de hecho estas danzas compuestas por Tchaikovsky se
ven muy bien en la de Hoffmann.
Photomusik: Apartándote de los montajes
usuales, te has basado en el ballet original, en el que se cuenta una
historia dentro de otra, ¿has querido con eso mantenerte fiel
a la
idea original del autor?
Thierry Malandain: Siento que si se habla
del Cascanueces y a fin de cuentas se es fiel a la voluntad de Tchaikovsky,
que quería un ballet sobre eso... (sus palabras se pierden
irremisiblemente entre el ruido de la sala)... Petipa creo que fue
demasiado complicada. Es cierto que la segunda parte, con el rey, la
reina, la rata Mauvais Sort el cuento es complicado. Yo he tratado de
simplificar pero, como decía antes, con los efectivos de que
dispongo, doce personas, no quería hacer un segundo acto sin
acción dramática. Sería media hora de danza no
inútil pero casi, porque todo se centra en el primer acto. Utilizar
a Hoffmann completamente me ha permitido hacer un ballet estructurado,
con acción dramática todo el tiempo.
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Photomusik: ¿Le
gustaría al compositor tu adaptación?
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Thierry Malandain: No se; lo espero.
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Photomusik: ¿Qué mensaje nos
envía Cascanueces?
Thierry Malandain: Es un ballet que nos
habla simplemente de la humanidad, del amor. En general es un gran manifiesto
en la versión tradicional. En los países anglosajones
se representa El Cascanueces por Navidad; es un regalo para el público.
Aquí también es un regalo porque hay mucha fantasía
humana. No hay una gran maquinaria increíble; es muy simple,
pero hay frescura, humor, delicadeza.
Es curioso, no tiene nada de una gran producción; aporta felicidad
pero sin la gran maquinaria, la nieve que cae del techo, el pino y cincuenta
personas en escena. Es muy humana.
Photomusik: Se considera al Cascanueces como
una obra maestra de suma brillantez orquestal; háblanos de la
música.
Thierry Malandain: Cuando hago coreografía
es difícil desligarse de Tchaikovsky, porque la música
es a veces dramática, a veces poderosa. No es fácil. Si
se tienen cuarenta bailarines es fácil, pero con diez o doce...
la música es más fuerte que yo. Después el resultado
creo que está bien; no se.
Photomusik: Esta entrevista es para una publicación
dedicada especialmente a los jóvenes; a jóvenes que gustan
de conciertos de música actual: rock, heavy... pero queremos
dedicar también un espacio a la música clásica.
¿Has hecho un montaje pensando en adultos o en todos los públicos?
Thierry Malandain:
En general, los ballets que yo he hecho son para todos los públicos
y cada uno toma lo que puede. Este ballet lo hemos representado muchas
veces para los chicos de todas las edades y generalmente salen felices.
Evidentemente hay una relación entre la música y la coreografía.
También todas las imágenes que propone la coreografía.
Es muy satisfactorio para los jóvenes.
Photomusik: Desde el punto de vista plástico
¿y desde el punto de vista de la música también?
Thierry Malandain: Incluso si dicen: "Tchaikovsky
es viejo, está pasado; no nos interesa", van a encontrarse,
aún a su pesar, atrapados, porque el espectáculo es seductor.
El espectáculo que hice el pasado noviembre "Cigale",
que es un ballet de un compositor francés que se llama
Massenet,
lo hemos hecho ante muchos chavales; Massenet es un poco más
antiguo que Tchaikovsky, pero muchos niños han dicho: "Este
ballet es el paraíso" porque es un ballet divertido; la
música se puede utilizar. Tchaikovsky no es negativo respecto
a la cultura actual. Evidentemente los jóvenes prefieren escuchar
lo que dice la tele; pero tampoco estar todo el tiempo ante el televisor
es lo mejor.
Photomusik: En un espacio de quince
años Tchaikovsky compone "El Lago de los Cisnes",
"La Bella Durmiente" y "Cascanueces". ¿Qué
diferencia al Cascanueces de los dos otros ballets?
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Thierry Malandain: El Cascanueces
es un ballet dramático. Siento la angustia de Tchaikovsky
respecto al paso del tiempo, respecto a los hijos que no ha tenido
y quizás hubiera deseado tener; da todo su amor en una
historia, no que inventa, porque ya existe, es de Hoffmann, pero
que dice: "si tuviera un hijo o una hija me gustaría
que fuera así".
Es dramática pero es expositiva. Yo creo que su ballet
más difícil es el del Lago de Los Cisnes. Es un
ballet oscuro. Me gustaría hacerlo un día. No se
si sería capaz de realizarlo. Encuentro que El Cascanueces
es más fácil. La Bella Durmiente es estupendo pero
también complicado. Si continúo, creo que haría
antes La Bella Durmiente que El Lago de los Cisnes; El Lago de
Los Cisnes es más complicado.
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Photomusik: El Cascanueces es una pieza un
poco rígida, ¿cómo has enfocado esto?
Thierry Malandain: La versión de
Hoffmann ofrecía puertas de salida. Lo que hay de rigidez en
la versión original es la pantomima. En el primer acto se ve
a los invitados que hacen una danza, pero no hay nadie tan imbécil
como para hacerlo todo coreografiado. Para mi es como una versión
de cámara, como una orquesta de cámara.
Photomusik: Hablemos ahora del montaje: ¿Cuánto
tiempo te ha llevado poner la idea que tenías en la cabeza sobre
el escenario?
Thierry Malandain: En general yo coreografío
muy rápido: un mes y medio o dos a lo sumo.
Photomusik: ¿La primera vez que lo
haces un mes y medio? Parece muy poco.
Thierry Malandain: Cuando hago un gran
ballet, empleo más tiempo; hay razones técnicas. Como
las compañías han tenido siempre que bailar mucho para
poder vivir... (aquí los ruidos impiden escuchar su voz)
...nunca estoy más de tres meses sin espectáculo. Cigale
lo monté en tres semanas.
Photomusik: ¿Consideras que estas creaciones
fantásticas sólo pueden ser enfocadas con éxito
bajo la dirección de mentes igualmente fantasiosas?
Thierry Malandain: Todos estos temas,
como hacen referencia al dominio de los sueños, a la fantasía,
me gustan porque ofrecen la posibilidad de no estar en el mundo racional;
se está donde se quiere. Para un artista, evidentemente, es lo
ideal. Nuestro mundo, el de hoy en día, no es muy hermoso. Tratar
temas como este, que el mundo es hermoso, que se está lejos de
la guerra... Leo las informaciones como todos, soy un ciudadano como
todo el mundo pero, nuestro oficio artístico te permite alejarte
a veces de la realidad. Es una ventaja; también para el espectador.
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Photomusik: ¿Qué
tiene de especial esta puesta en escena?
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Thierry Malandain: No es muy
fiel a Petipa, pero se recupera el sentido de la historia. Concedo
mucha importancia al padre y a la madre de María. Para mi
es una historia de familia. En todo el principio del primer acto,
no se ve más que a ellos, a los niños y a Drosselmeyer.
Los invitados llegan muy tarde. |
Photomusik: Hablemos un poco de ti. ¿Dónde
hiciste tus estudios?¿Cuál ha sido tu formación
como bailarín y coreógrafo?
Thierry Malandain: Empecé la danza
a los nueve años. A partir de los trece estudié en París
con los profesores de la Ópera, que daban clases particulares
fuera. Pasé el concurso de Laussana y luego me contrataron en
el Ballet de la Ópera de París como supernumerario. Ahí
no estuve mucho tiempo porque, cuando se marchó Violette Verdy,
que enseñaba dirección en París, contrató
a tres bailarines para Laussana y los tres tuvimos que abandonar París.
En el Ballet del Rhin estuve dos años. Después estuve
seis en el de Nancy. Allí empecé a hacer coreografía,
gané tres premios y con unos amigos fundé la compañía.
Ahora cumple dieciocho años.
Dentro de unos días, en el dosmil cuatro, hará veinte
años que estoy en esto. Paré pronto de bailar, a los veintiséis
años; ahora me arrepiento. Cuando formamos la compañía
tenía veintiséis años y no me sentía capaz
de seguir bailando y de dirigir. Preferí parar. Ahora me arrepiento.
Con veintiséis años es muy pronto.
Photomusik: ¿Qué has tenido
que sacrificar por el ballet?
Thierry Malandain:
(Responde tajante pero con risa cómplice). Todo. Dirigir
una compañía es difícil. Lo más difícil
es que cuando mejor marcha más difícil es. ¡Siempre
es difícil!. Cuanto más tiempo pasa es peor, porque se
habla mejor de ti y se espera más y yo no se si podré
hacer más. Es muy complicado. Cuando tengo miedo no me gusta
mi trabajo. Me gusta una vez. Si es un ballet nuevo y veo el ensayo
general, me encuentro bien. Si veo el estreno, no me gusta nada y la
segunda vez que lo veo no me gusta en absoluto. Sufro mucho viendo mis
espectáculos. Los coreógrafos nunca están contentos.
Cada vez tienes más presión. Al principio de ser coreógrafo,
todo era un juego y un placer; ahora es diferente: hay mucha presión.
Photomusik: El reducido número
de componentes ¿facilita tu labor ó se trabaja peor
por más familiaridad? |
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Thierry Malandain: Me
gustaría llegar a veintidós, no más. Hace un
par de meses me propusieron dirigir una compañía de
cincuenta. Dije que no. Quizás por miedo y también
por miedo al número; porque cincuenta bailarines me parecía
mucho. Era una compañía de repertorio en donde había
ballet clásico. Buscaban un coreógrafo para dirigir
y dije que no. Me gustaría llegar a veintidós o máximo
a treinta. |
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Photomusik: ¿Cuál ha sido tu
coreografía más importante hasta la fecha?
Thierry Malandain: Hice un ballet que
se llama "Creación" que veo interesante. Es sobre una
partitura de Beethoven que se llama Las Criaturas de Prometeo y pongo
dos historias: la historia de la danza y la de la juventud, la creación
del mundo, Adán, Eva... Es un espectáculo de mucho éxito.
Todavía lo hemos representado poco -unas diez veces- pero tiene
mucho éxito.
Photomusik: ¿El espectáculo
del que te sientes menos orgulloso?
Thierry Malandain: (Largo silencio).
Diría que no tengo. (Reflexiona). El que te ha dado
más quebraderos de cabeza (puntualizamos). Uno del que me
siento más decepcionado fue una de mis primeras creaciones en
Biarritz que se llamaba "La Habitación del Amor"; era
una música contemporánea y la primera vez que encargaba
la partitura a un compositor . Hizo un concierto para piano que duraba
una hora. Tocaba la orquesta de Bayona. A veces, para que un ballet
"pegue" es necesario que directores de teatro vengan a verlo
para comprarlo, pero no vino nadie; lo dimos sólo cinco veces
y murió. Hoy en día es complicado crear, sobre todo si
me preguntas si El Cascanueces va a continuar -entre nosotros- creo
que sí, porque hoy un director de teatro mira siempre los títulos.
El Cascanueces, para un director de teatro, es muy seguro: es un clásico.
No es un clásico tradicional, es un clásico un poco contemporáneo.
Entonces va bien, pero hacer una obra personal es siempre difícil.
Hoy, a los programadores de todo el mundo les resulta difícil
llevar al público al ballet; porque siempre tienen el cine, la
tele... Se quedan en casa con la tele. A un espectáculo vienen
si haces El Cascanueces, El Lago de los Cisnes o Drácula, grandes
títulos; si haces espectáculos como el último que
yo he hecho, que es un texto de creación, dirán: ¿qué
es esto?. Es difícil para un coreógrafo, sobre todo cuando
diriges una compañía, hacerla vivir; te encuentras siempre
cogido entre lo artístico y lo comercial.
Photomusik: ¿Cuáles son los
gustos musicales de Thierry Malandain?
Thierry Malandain: He hecho ballets de
todos los compositores y de todas las épocas; y me gusta, porque
cada compositor me lleva a un mundo nuevo. Si hoy ves "El Cascanueces",
mañana ves "Creación" y ayer viste "La
Habitación del Amor", no puedes decir que es el mismo coreógrafo.
Yo cambio mucho de un universo musical a otro. (Medita unos segundos).
Es cierto y no es cierto, porque hay un estilo musical que permanece.
A mi un compositor me marca mucho; mucho. Me siento obligado a hacerlo
diferente según el compositor.
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Photomusik:
¿Y de música actual? |
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Thierry
Malandain: Me pidieron no hace mucho si quería hacer
un ballet sobre un grupo francés y hacer el proyecto con
ellos. No les he contestado todavía. Es un grupo de rock.
Me gustaría probar algún día. |
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Photomusik:
¿La música que escuchas en casa?
Thierry Malandain: Clásica. (Responde
de inmediato). Cuando estoy en casa trabajo mucho -en el ordenador-
escribo mucho. La música clásica te deja el espíritu
en paz. Si escucho música es para trabajar; es decir, estoy lleno
de música. De hecho tengo dos formas de escuchar música:
para estar tranquilo o para trabajar. Si es para trabajar escucho una
música diferente.
Photomusik: Tu currículum es muy extenso
y los reconocimientos a tu carrera numerosos, pero ¿qué
premio quisieras conseguir antes de retirarte?
Thierry Malandain: (Se repite varias
veces a sí mismo la pregunta y luego responde con sencillez).
Nada. El premio del público. No soy alguien que busca honores.
Agobiados por la hora, nos despedimos con presteza
de este hombre afable que responde a nuestras preguntas con frases cortas,
como si temiera, al alargarlas, quedar anclado definitivamente al suelo,
particular infierno del bailarín.