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PERIPECIAS DE ANIMADORES SIN EXPERIENCIA
Película Vacaciones de verano


J. G.
(Madrid, España)

Vacaciones de verano
Ficha Técnica Video    
El moje de un bizcocho revenido en gaseosa es la imagen poética de Félix (Santiago Segura) mirando a Óscar (Leo Harlem) en un contexto familiar desestructurado. Desde el otro lado del espejo, se observa cómo la fuerza de un demonio volcánico vomita lava pringosa en la cara estreñida de un padre-director que desborda inseguridad. Sin ganas de suscribir un pacto con Vox, la descripción previa sintetiza el espíritu de los dos personajes principales en una comedia con ganas de hacer reír cuando produce vergüenza nacional. Para que los muchachos de Abascal no se den por aludidos basta decir que Vacaciones de verano es un esperpento de barrio. Sin desviarse del contexto cinematográfico, este pequeño resumen de lo que significa el último feto de la casa Segura-Bowfinger solamente quiere advertir de que el género veraniego de comedia Segura no es seguro que divierta. Hace tiempo que el cineasta carabanchelero descubrió en la comedia familiar un filón del que tirar. Filón con éxito de taquilla pero discreto en la calidad que pretende divertir sin cautivar, hacer de lo cercano un elemento de proximidad. La ficción intenta adquirir una denominación de origen saltándose baremos de estilo. Mientras funcione en recaudación, y lo hará, todo vale. La metodología del director admira fielmente a Maquiavelo ya que su finalidad, hacer caja, justifica el medio utilizado para ello: Vacaciones de verano. Si en la anterior entrega de esta serie hogareña la acción se montaba en tren, ahora se aloja al lado del mar y en hotel de cinco estrellas. Los hijos son la carga veraniega del divorcio que toca esconder.
 
Óscar (Leo Harlem) y Félix (Sasntiago Segura) junto a sus hijos registrándose en el hotel de los líos  
Los animadores nuevos y sus clientes habituales

El rimo de las andanzas no justifica las ganas de adentrarse en una historia con sabor a alojamiento veraniego lujoso y animadores sin tableta abdominal aunque el ánimo conquistador de uno, Leo Harlem, no renuncie a malpiropear a cualquier bikini o falda que se ponga a tiro. Le saca punta al chiste simple que domina, y tanto gusta por su efectismo. El cómico berciano culmina el trabajo con un cameo de lo que es: experto del monólogo absurdo. Si una ráfaga de la canción Vacaciones en el mar hubiese sonado, el toque nostálgico habría despertado el humor que no he alcanzado a ver. El personaje de Santiago Segura no aporta nada nuevo al actor ni al espectador. La víctima del empoderamiento femenino no deja de ser el soñador adolescente con cuerpo de adulto sin haber pisado el gimnasio. El juego expresivo de caras entre ambos rellena actuaciones conocidas que tratan de salvarse con entornos novedosos. En medio, los hijos juegan un papel decisivo para que este castillo de arena no se venga abajo antes de cimentarlo. Ni el agua del mar cercano al complejo turístico filtra un poco de su salinidad a conductos taponados por una atmósfera insípida.

Leo Harlem, el cómico por partida doble  
Félix (Santiago Segura) junto a Patricia (Cristina Gallego), su enamoramiento flechazo, y el hijo de ésta

Hablar sobre el elenco de Vacaciones de verano es igual que renombrar a los integrantes de la selección española de fútbol salvo alguna integración y ausencia evidentes. Los amiguetes dentro y fuera de la pantalla, con incursión de la familia Segura (como viene siendo costumbre), refuerzan el vínculo entre ellos con interpretaciones rudimentarias. Tantas caras conocidas, aunque sean secundarias, resta frescura a un largometraje sin ideas nuevas. El formato de tebeo con imagen en movimiento sirve para envolver bocadillos o limpiar cristales. Lo de poner papeles para secar los suelos era una costumbre mamada de nuestra abuelas que puede aplicarse a un guion irrisorio. Algún secundario como Antonio Resines, Paco Collado o Santiago Urrialde aporta ese grado de buen rollo que esta tormenta veraniega quiere marcarse a golpe de animador estival. La factoría de Santiago Segura siempre encuentra una utilidad para sus productos, aplaudo su ingenio y concienciación con el reciclaje. Como la interpretación de lo gracioso está sujeta a la visión personal de las cosas, habrá quien se ría con Vacaciones de verano y otros que, tras verla, sentirán el chasco como algo orgánico en su dirección.
Los romanos decían al pueblo: pan y circo. Los políticos se apuntaron inmediatamente a la consigna y creo que la pareja Segura-Harlem se ha adueñado de una moda que no es pasajera mientras existan seguidores que alimenten con su presencia lo que ellos no hacen: cine.

J. G.


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