“Muchas gracias, buenas noches. Que os follen bien a todos.” Bebe se despachó a gusto en la presentación de “Un pokito de rocanrol”, su tercer álbum de estudio. Meses después, aparece modosita, con la picardía escrita en su cara y llena de buenas intenciones. Estrella oscilante, amante de la música con raíz sureña e incontestable, fue el deleite para quienes la escucharon y aplaudieron en la sala Skyline del madrileño Hard Rock café. Su música fue insignia solidaria en una campaña destinada a recoger fondos para la Fundación Vicente Ferrer. Este Día solidario con la organización humanista promueve sensibilizar a través del atractivo musical. Los fondos recaudados irán destinados a la construcción de veinticuatro viviendas adaptadas para personas con discapacidad en Anantapur.
El céntrico café reunió a 130 privilegiados que pudieron casi tocar a la controvertida artista. Su usó el formato acústico donde gracia escénica y entrega popular completaron las dieciséis canciones, bises incluidos, que conformaron esta acción solidaria. Los ritmos aflamencados de la artista valenciana, y crianza extremeña, comenzaron con “No más llorá”, causando un efecto explosivo entre sus admiradores. Aroma del Sur y Hip Hop que no se desprendieron de ella hasta el final. Acompañada de batería y guitarra, Bebe defendió una buena causa con salsa y sin emoción. Una apreciación del ecribidor que, a buen seguro, cae por su propio peso ante la argumentación verbal de Bebe. Otros compases invitaron al contoneo de su ligereza. “Mi guapo” fue coqueto, el compás incuestionable de “K.I.E.R.E.M.E” alzó su voz mientras levantaba al personal. En algún momento recordó a Chambao, menos chill, a caballo entre lo étnico y el pop. El ambiente fue adquiriendo temperatura y los abanicos, tarareando las canciones a su manera, dieron un aire español a una música de raíz.
Transcurrieron los minutos y Bebe estaba más preocupada por la cuestiones técnicas que por el disfrute de esta noche. El entusiasmo era mayor en el público que en ella, imparable cuando se metía en faena. La gente seguía los temas a grito pelao: “La Bicha”, “Der Pelo”, “Tilín”, "Uh, Uh, Uh, Uh, Uh".
A Bebe no le hace falta prodigarse mucho para conseguir el agarre popular; posee el desparpajo que gusta a la gente, necesario en una actuación cercana. Su cuerpo no ofrecía la guerra usual y su voz, contenida para lo que suele regalar. Es bueno conservar las maneras de vez en cuando. ¡Ole tu arte!