Jeff Cafone sabe como exprimir el potencial de Outside the Box. Su guitarra, concentrada en el aspecto eléctrico, es una ametralladora que escupe notas de calor roquero. Jóvenes, enérgicos, con ganas de conquistar, saben preparar el terreno para U.S. Rails: estos chicos, a caballo entre Jersey Shore y New York, son buenos maestros de ceremonias. El ambiente en La Boite se fue cubriendo de un cielo roquero prometedor de sonidos interesantes.
Outside the Box no desarrollan un rock demoledor pero está repleto de connotaciones guitarreras con unas canciones a caballo entre Springsteen y Elliot Murphy; no abusan del performance musical como parte de su espectáculo. Cafone, y su voz recordando a Elvis Costello, acarició las cuerdas con energía semi punk. Su música desprendía frescura para embriagarnos con el licor especial que este sonido vertió en nuestros oídos.
El blues se paseó por su repertorio con “I´m a Bridge” y el tono roto del vocalista; “Love is the villain” nos recordó a lo mejor del rock americano. Outside the Box consiguió hipnotizarnos con la fuerza de un sonido magistralmente modesto.
Tras la espera que exige modiicar el escenario para la actuación del nuevo grupo, se presentaron U.S. Rails, con Ben Arnold a la cabeza, sin aire de estrella: como corresponde a los grandes. El suyo fue un concierto entrañable y amistoso. Desde que Scott Bricklin comenzara a entonar las primeras estrofas de “Heart Don’t Lie”, nos sentimos inmersos en una música americana placentera. El buen sonido y la armonía vocal se dieron la mano en un concierto que trascurrió in crescendo hasta finalizar con un explosivo “Shine a Light” que los cinéfilos identificamos con el documental homónimo de Scorsese sobre los Rolling Stones. La melodía de U.S. Rails nos sorprendió con una velada de sabor country y roquero.
Como fantasma que flotase por La Boite, sentimos un cierto ambiente de bar de carretera, sin peleas camioneras y sosegado por la música de la banda. Nos sumergió en las raíces de la América tranquila que no es noticia en la televisión por cable. Lo popular manda en unas letras que reflejan cercanía, destinadas a suavizar el oído.
El folk rock convivió con su particular southern rock, ni muy slow ni demasiado rápido. La guitarra de Tom Gillam apoyó con sobriedad unas canciones mimadas en su composición.
Todos aportaron su grano de arena a una banda armada desde abajo, con capacidad para emocionar en sus notas. U.S. Rails despertaron el alma folk de Crosby, Stills, Nash & Young e Eagles. Las canciones se sucedían en tono balsámico, cargadas de emoción artesanal.
El concierto de U.S. Rails rezumó folk por lo cuatro costados mezclado en dosis calculadas con rock y baladas deliciosas. “Same Old man” insustituible; “Your're my home” fue marca de la casa. En clave de mensaje sin cifrar, se despidieron con “Do what you want”, dejando claro que la música sigue siendo su gran romance. Verlos es saborear lo mejor de un sonido sincero que, sin intención de atraer masas, cautiva con el corazón de un enamorado permanente.
