Cuando un grupo ofrece un concierto en directo busca la reunión con su público y, de paso, hacer amistades nuevas. Ocata se presenta como una banda emergente adictiva por su mezcla de pop, folk o blues. Tocan para los suyos, por supuesto, pero su música alcanza el corazón con facilidad gracias a letras verosímiles y empatía recitadora. Desde que salieron a escena hasta la despedida no dejaron de sorprender gracias a composiciones desenfadadas y la accesibilidad con que el vocalista y guitarra rítmica Vicenç Pedret se acerca al público. El cuarteto catalán es intenso sin salvajismo. Vicenç y las cuerdas solistas de Pepe son sus arterias.
Quienes han crecido bajo el regazo de la playa de Masnou presentan algo de aire costumbrista y melodías folk-rock que apuntan a los seguidores de Love of Lesbian. Al escuchar sus letras descubrimos un amor por lo intenso dedicado a exaltar las relaciones humanas. Sin su gente no serían nada, lo cantan y lo sienten, también lo trasmiten. Al mismo tiempo, las canciones son dardos de dolor que no pretenden hacer sangre sino mirar los errores cometidos en el tiempo con la distancia de la reflexión. La aceptación del presente es una consecuencia de decisiones anteriores que nunca estuvieron mal encaminadas. Ocata es una formación de pop desenfado y aire a cercanía que merece atención.
Que el álbum debut 9 Historias y 1 Mentira esté conformado por vivencias auténticas dice mucho de ellos, de su sinceridad y ganas de comunicación con el público. El segundo, Todas las suertes de lo imprevisible, sigue la misma trayectoria en la que personajes verídicos forman parte de sonidos auténticos, más cercanos al sentimiento que a la inventiva. No estamos ante sonidos pasajeros que invitan a mover el esqueleto pasarlo bien, hacen reflexionar gracias a una letra llena de cercanía y emotividad. Este trabajo recién salido del horno se acerca tanto a Hombres G como a los pasos iniciales de Coldplay. La crítica social de sus textos tiene el respaldo de un ritmo intenso, honesto en el mensaje. La temática discurre desde el encuentro con amores antiguos en No rompas mi paz, la pieza más íntima del disco, hasta un homenaje a su tío Carlos, juez de día y drag queen por la noche. No estamos ante la sinopsis de una película underground sino que estas son las cartas con las que una banda a tener en cuenta interpreta con sus mejores armas: tocar y cantar dejando un sabor de boca dulce y musicalmente completo. La entrega de las relaciones cortas se vive en Los desnudos. El contacto feliz entre progenitor e hijo se siente en Bailando como padres. El homenaje ochentero de Apartamento de mar invoca al pasado, una seña de identidad en la formación. Sus canciones son relatos rápidos e intensos. Después de este ocata, Ocata se entrega al ocio de un descanso merecido que seguramente estará acompañado por la preparación de proyectos nuevos.