Algo morboso ronda el argumento de este despropósito provisto de elementos tirando al cine psicológico y de tentaciones terrenales. La narración de situaciones prometedoras se queda en el protagonismo de hombres que han crecido con alma de timadores profesionales. Si los naipes entretuvieron una infancia traviesa, el paso del tiempo ha convertido a Jake Foley en dueño de un imperio marcado por la estabilidad social centrada en el poder del dinero, la corrupción y la necesidad de pregonar, con estilo grandilocuente, una enfermedad terminal que acaba afectando a todos. Su protagonismo adulto en el carné de identidad mueve la estratagema de un millonario que se permite el lujo de vacilar a los demás con piel de diablo mientras pone en juego la capacidad acaparadora de cada uno. Los amigos de adolescencia se reencuentran como víctimas del atraco tontorrón con cuerpo de
Hardy y Laurel tan penoso como incongruente. La tensión que quiere marcar un ambiente oscuro se rodea de lujos materiales al alcance de pocos en una casa museo transformada en habitación del pánico con tintes noctámbulos. El maestro de ceremonias capaz de poner entre la espada y la pared a un grupo de antiguos ases de las cartas hace de una apuesta poco normal la jugada avezada de una despedida con la que Russell Crowe quiere desempolvar la estela de su nombre. El cambio de personalidades se reúne en una confesión de imágenes oscuras que han triunfado gracias a la corruptela bien adiestrada. La resignación de un tipo abandonado a su suerte acepta la imposibilidad de una vuelta atrás sin retroceso mientras quiere envolver a amigos cercanos en su resolución fatídica. El acatamiento mira a la muerte con ojos de
gladiador moderno, sin coraje ni
mente maravillosa para alimentar intriga en un fortín de diseño. El protagonista de
Los miserables o
Identidad borrada sigue fiel a un atractivo agrietado por las arrugas que no han erosionado su gesto de gatito huérfano. La mirada de vacío emocional mantiene la serenidad masculina que sufre interiormente sin comunicarlo. Agota con presión insistente mientras Jake Foley quiere ser el centro de la noticia convertida en venganza y redención. El alma estéril de
Poker Face se enfrenta a la muerte sin sensibilidad imaginativa por mucho
chamán que haya detrás de un proceso interior.