Cada uno puede ser el héroe de su propia vida construyendo una narrativa que la diferencie de los demás. Esto es lo que Paul Louis Mayer y Gerhard Painter lanzan como mensaje esencial en este trabajo donde la mezcla de
Viaje alucinante y
Los hombres de negro se hace patente. El viaje inicial a través del cuerpo humano, enlazado con el orbital, recuerda, en la distancia, a
El chip prodigioso de Joe Dante. Los directores lanzan guiños constantes a otras películas donde la acción y el enredo caminan de la mano, donde humanoides y alienígenas se compenetran en escenas siniestras y divertidas.
Las invasiones de la tierra no son nuevas, actúan como acicate para que la vida en Hubble Bay High tenga sentido. No hace falta buscarla en otro planeta ya que, como lo demuestra la voracidad de villanos espaciales, sus artimañas están dispuestas a alterar el orden terráqueo. La persecución inesperada de seres pacíficos pone el contrapunto de la raza marciana.
La acción se mueven en un mundo paralelo entre la posibilidad y lo increíble, la suplantación y la sorpresa, el ataque y la supervivencia. Gus, Sophie y Max de la Fuerza de Protección Espacial (SPF) se introducen el cuerpo humano para descubrirlo como escondite donde protegerse de Zolthard, su perseguidor. Las teorías de Norman, un chaval que siempre ha creído en la existencia de vida más allá, cobran sentido desde que este acontecimiento deja de ser una fabulación. El aterrizaje en espacios insólitos supone una irrupción en la monotonía terrícola.