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TRAVESÍA INESPERADA HACIA EL ENCUENTRO
Película Flow, un mundo que salvar
J. G.
(Madrid,
España)
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Ficha Técnica |
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Los gatos negros traen mala suerte dice la voz popular. Gints Zibalodis, conocido por Away, otra fábula de encuentro y colaboración, destroza esta frase convirtiendo al minino en protagonista de una aventura colectiva. La magia inicial del mundo animado atrapa corazones para ponerlos en un puño mientras deja que surquen aguas dirigidas por olas de empatía. El destino es algo mágico para Flow, un micifuz en el que nos vemos reflejados. No hay buenos ni malos, sólo repeticiones de actitudes humanas que aprenden a vivir en sociedad marcadas por la catástrofe. Este flujo de momentos huye de lo apocalíptico como sinónimo destructor, incita a la convivencia inesperada. Este aspecto es algo que se entiende fácil y se apodera del resto del largometraje mientras descubre temperamentos acuáticos con la sorpresa como timón. La tormenta es un elemento clave de su oleaje comportamental que se aleja del catastrofismo, entendiendo las situaciones arduas como oportunidades para poner en valía la unidad grupal. La dualidad entre ganancia y pérdida, tierra y agua explora un mundo transformado que entierra y acerca, hace pensar sobre lo que se tenía y de lo que se carece dentro de una libertad condicionada.
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La coexistencia es un juego de descubrimientos que rompe la rutina a ritmo de sorpresa en el elemento líquido. El sólido es víctima de la catástrofe que invade su cuerpo sin intención usurpadora. La odisea acoge pasajeros a bordo por necesidad y con alma hospitalaria. El distanciamiento que proclama un sálvese quien pueda de eco humano queda desterrado. La opresión del más fuerte no existe. La ayuda entre desconocidos es una prueba de supervivencia en común. Un gato que vive en un mundo de desconfianza y miedo, una capibara como pilar emocional que mantiene unido al grupo, un lémur representando al materialismo y la superficialidad con una copia amable de Gollum en El señor de los anillos y su frase ‹‹mi tesoro››, el perro que hace de su agresividad inicial una conducta basada en el juego, la fidelidad y las ganas de compañía enriquecen la experiencia con su diversidad. El cuarteto es un Arca de Noé restringido pero representativo de la evolución. La presencia alada materializa el concepto espiritual, lleva marcada la idea salvadora, conducida por el sacrificio, llena de connotaciones religiosas y una ballena es alegoría de libertad explorando otros mundos, solitaria. El individualismo se trasforma en un bloque que encara el reto diario a su manera dentro de la fortaleza colectiva. El comensalismo se produce cuando los integrantes de una especie se benefician de la interacción con otra sin perjudicarla. Para Flow, la teoría darwinista es una construcción humana. Se convierte en oteador de un barco capitaneado por un pájaro mientras el lémur hace yoga, la capibara duerme la siesta o el perro olvida la llamada de su amo. Cada miembro de esta tripulación encuentra su entretenimiento en una relación donde la violencia no existe. Los animales se identifican con comportamientos homínidos que podemos situar en un recorrido a través de templos tailandeses, arqueología azteca o recuerdos venecianos. |
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Las animaciones se adaptan a sentimientos de carne y hueso en un espacio donde el hombre ha desaparecido y su ausencia no se echa de menos. Flow, un mundo que salvar es una obra emotiva que presenta al entorno como escenario cambiante que no indaga en la procedencia de esa mutación. Se centra en las repercusiones de su metamorfosis y lo minúsculos que sus habitantes se sienten ante una fuerza inesperada. La energía del alma, motivada por la esperanza y centrada en sortear la incógnita y la calamidad, es más poderosa que la corporal.
La inundación del paisaje provoca una reflexión sobre el compañerismo, la comunidad y la aceptación durante rutas convulsas y circunstancias oscuras. El resultado no tiene edad en su factura visual y mensaje. Grandes y pequeños deberían ver en los personajes un espejo para mirarse a la hora de replantear o edificar su modelo de vida. Un ciclo destructivo-constructivo de la conservación prepara al alma para surfear sus etapas en un barco que discurre por parajes aderezados con conductas sustitutivas del aislamiento por el bien común. El resurgimiento de la Naturaleza entiende la devastación como el paso hacia otro nacimiento. Esta contribución optimista es una lección de coexistencia que aprende a esquivar cualquier barrera. Todos salen reforzados en la lectura positiva de una vivencia que no esconde conclusiones traumáticas. |
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